miércoles, 5 de junio de 2013

Aire fresco entrando por la ventana y yo me pongo a intentar escribir. Las circunstancias casi llegan a ser las idóneas, en lo relativo a que el curso ha acabado y que ahora estoy en el momento de prepararme  la Selectividad, a la que me presentaré en un par de semanas.

No hacían falta explicaciones de ningún tipo para saber que Ellie estaba deprimida. No dejaban de apretarle los brackets y ese dolor no terminaba nunca... La primavera acababa de llegar y ella insistía en ponerse jerseis gordos, en parte para no abandonar la rutina del invierno, en parte para sentirse caliente como en casa. El suelo cada día iba desprendiéndose de la humedad, y con ella el musgo con el que solía resbalarse, pero ella no quería que el invierno de marchase. En esos meses había pasado los mejores días de su vida, entre fiestas, cenas y determinados sitios a los que había ido con sus amigos. Además de todo eso la había conocido a ella. Ojos castaños, caracoles en el pelo hasta los hombros,facciones tenues, piel nívea y unas manos.... unas manos.... 

Es hora de apartarse del cristal del bus donde te apoyas cada vez que te montas, tiempo de rechazar en tu cabeza esas manos que habías agarrado con tanta fuerza por las calles en cada paseo que dabais, de olvidar esos ojos almendrados, esa piel translúcida.. Ahora tienes que fijarte en tí misma y cambiar de estación como lo han hecho todos. Ya sabemos que te gusta ir contracorriente, pero de esta manera te estás haciendo un daño innecesario, ya cambiarás de rumbo cuando no tengas nada a lo que enfrentarte!

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